Más de lo que tus ojos ven.

Así solía subtitularse ese ya clásico para la generación ochentera que son los Transformers, y ese ha sido el último estreno que me he visionado: Transformers, la venganza de los caídos (o sería mejor decír El Caído).
Como clásico de mi niñez -Dios sabe cuántos muñecos tendría yo, oficiales o de imitación- esta película como su antecesora me hicieron mucha ilusión y me gustaron bastante pero, no sé... les falta algo. Los efectos especiales son impresionantes, los actores geniales, pero hay algo que no me cuadra. Quizás sea el argumento, al que encuentro a veces demasiado simplón y cogido con alfileres. Es cierto que Transformers es en esencia un producto para niños, no hay que olvidar que primero fueron un juguete, pero un proyecto así merecía un guión más consistente. Más ciencia ficción tomada en serio, como Holliwood sabe hacer muchas veces. Como Michael Bay sabe hacer cuando se pone. Y además el ritmo de las escenas a veces no te deja apreciar bien el espectáculo o el diseño de los robots, y eso es algo que Bay arrastra desde la primera entrega y no ha corregido.
De todas maneras me gustó, como me gustó también la anterior. Para finalizar os dejo la sinópsis de la película, para aquellos que todavía no la hayan visto:
Sam Witwichy se prepara para empezar la universidad después de los sucesos ocurridos hace unos años cuando se vió envuelto en la guerra entre los Autobots y los Decepticons. Sin embargo, su vida está lejos de volver a la normalidad. Él todavía posee algo que los malvados Decepticons quieren. Algo que si cae en sus manos extinguirá la vida en la Tierra. Con la ayuda de los Autobots y del equipo especial NEST (un grupo militar destinado a repeler cualquier actividad Decepticon en nuestro mundo con el que colaboran los Autobots a cambio de permanecer en la Tierra.) Sam intentará que los Decepticons y su líder supremo, El Caído, no se hagan con la llave de la Caja de Pandora.